Una de Almodovar

Que mi vida es como una película de Almodóvar es algo que muchos amigos y amigas me han comentado más de una vez. A lo largo de mi vida he vivido situaciones bastante absurdas (algunas accidentalmente, otras buscadas).

La última situación “difícilmente superable” la viví con mi compañera de trabajo Ariadna. Antes de nada he de decir que todos tenemos un lado freak, el mío es que me encanta Miguel Bosé, tiene letras preciosas, es un hombre bastante atractivo y canta bastante bien.
Pues bien, Ari y yo fuimos al concierto de Miguel Bosé, en el Palau Sant Jordi. La media de edad era de 40 años (por supuesto casi todo mujeres) y si veías a un hombre es porque acompañaba a su mujer/novia (normalmente estaba sentado viendo como su mujer/novia bailaba). El concierto estuvo bastante bien, me emocioné en un par de canciones, y solo me falto quitarme el sujetador bailando “Amante bandido”.

Cuando acabó el concierto nos dirigimos a Razzmatazz (era la fiesta dancing Queen). Cual fue nuestra sorpresa cuando nos plantamos en la puerta con un cartel muy mono en el que ponía: “Fiesta dancing Queen cancelada”.
Estuvimos hasta las tres de la mañana esperando a un puto autobús que nos llevara hasta Plaça Catalunya. Una vez allí paseamos por las Ramblas buscando la salvación en cualquier local donde pudiéramos pasar el rato, hasta que conocimos a Sergi.

Era una especie de mezcla entre Torrente y Rosendo. Nos paró, nos dio entradas para una discoteca y nos recomendó un bar. Fuimos al bar pero estaba tan lleno que pedimos algo y nos fuimos. Desesperadas, con caras de “lobas heridas” (ya explicaré qué significa) y sin saber cuál seria nuestro destino decidimos seguir buscando hasta que volvimos a ver a Sergi. Me dijo que le sonaba mi cara de haberme visto por Marina, le comenté que salía bastante por allí, y cuando me iba a ir me pidió un beso. Así que me dispuse a darle dos besos en las mejillas, pero, tan rápido como un ninja, me metió la lengua hasta la campanilla. Me aparté, y en estado de shock me despedí. Ya tuvimos cachondeo para toda la noche.

Acabamos en una discoteca de música house (no encontramos otra cosa) y nos fuimos porque no aguantaba ese ruido (con todos mis respetos) que algunos bailaban.
A las 4:30 de la mañana me dirigía a mi casa en un autobús con Christina Aguilera de fondo (vaya percal) y unas ganas terribles de irme a la cama.

¡Buen fin de semana!