miércoles, 3 de junio de 2009

Descubriendome



Hoy hablaba con una buena amiga y me ha dicho algo bastante interesante: las decisiones, en general, son como dejar de fumar. Tus amigos pueden aconsejarte que dejes de fumar, y tu puedes ser consciente de que es lo mejor para ti, pero realmente no lo harás hasta que la decisión la tomes tu. Y como vosotros, fumadores, sabéis, requiere su tiempo.
Ahora mismo estoy en el inicio de una decisión que he tomado recientemente: necesito y quiero dejar algo que durante mucho tiempo no me hace feliz. Creo que lo que realmente me ha hecho dar el paso es que antes no era feliz pero tenía ilusión. Ahora, simplemente, no la tengo.
Después de tanto esperar algo, de querer dar más que recibir, me he dado cuenta de que cada vez me cuesta más dar, pues creo que quien recibe no se lo merece. Ya no tengo esas ganas, ahora simplemente aparezco y espero a que se disculpe.
Y como todos sabéis, perdonar con palabras es fácil, pero lo que queda adentro se va curando poco a poco. Y yo, no he tenido tiempo a curarme entre perdón y perdón. Supongo que esto es lo que ha provocado que me sienta así.
Tengo una mezcla de alegría y tristeza. Alegría porque sé que las cosas, poco a poco, se están poniendo en su sitio. Tristeza, porque también sé que echaré de menos al amigo que fue mi amante.
Esta noche voy a dormir tranquila. Porque sé que la tranquilidad que tanto quiero está por llegar. Mientras llega y no llega, escucho música, que me relaja.